El plan era atacar al anfitrión con las armas disponibles, entregarle con consentimiento el balón, presionarlo y robárselo, para después esperar a que surgiera nuestra efectividad y nuestra pólvora. El Real Madrid es muy bueno, lo son todos sus jugadores, sea cual sea su fecha de nacimiento, pero también lo es nuestro Prebenjamín A, que le empató 3-3, entregando una imagen excelente, reduciendo el fútbol de esta categoría a lo esencial, colocación, orden y a correr cuando tienes el balón. Si alguien imaginó que nuestro equipo no tendría vergüenza alguna en recluirse en propio campo, se equivocó, porque se estiraba como un chicle cuando se apropiaba de la pelota y ponía en aprietos a los blancos.
El Real Madrid terminó creyendo que jugaba frente a un espejo porque el equipo al que ayer se enfrentó, no sólo ha sido de momento el único que le ha sacado un empate, sino también el que ha sido capaz de plantarle cara en el juego.
De diez.