Gracias a todas y a todos. A mis hijos, Diego y Daniel, también a María, a Dayana, a Mari Angeles, a mis hermanas, Rosa, Basi, y a Luis Moreno, a toda mi familia, porque ellos han sido los que me han consolado, animado, aguantado y compartido el futbol conmigo. Y a mis padres, que ya no están, pero me educaron para ser como soy. Era inevitable. Sabía que este momento llegaría: el día que tendría que decir adiós a “Mi Escuela”, no porque me pertenezca, sino porque está y estará arraigada a mi corazón naranja perennemente. Espero que sepáis perdonar mis errores, mis salidas de tono, mis cabreos y mis malas decisiones, y que recordéis los éxitos y sobretodo los buenos momentos que hemos disfrutado juntos, de los malos ya nos hemos olvidado. Treinta años es una cifra redonda para decir adiós, aunque estaré en cada momento que me necesitéis, no lo dudéis. En 1994 inicié mi andadura en el fútbol como entrenador, Ojeda, contigo empezó todo, aunque antes también mi vida fue el fútbol cuando empecé a darle al balón con 3 o 4 años, toda mi andadura en el C.D. Asland, de mi pueblo, Villaluenga. Luego llegó el banquillo. Y es que fueron 14 años sentado en ellos, y 16 en la dirección deportiva, aunque en esta etapa me tocó infinidad de veces hacer de entrenador. Muchas, muchísimas alegrías, y también alguna decepción, para escribir un libro que aquí ahora no puedo, no tengo espacio.
Quiero mostrar con estas líneas, mi más sincero agradecimiento, muy especial, a todas las personas que el día 25 de mayo acudieron a la Clausura de la temporada, también a los que no acudieron por otros compromisos, y a mi despedida, y preparada con excelencia por mis compañeros actuales. A ellos especialmente quiero decirles: MUCHAS GRACIAS. A Paloma Gómez, con quien he tenido enfados varios, reconciliaciones miles, a Toni Rasero, Paco Sánchez, Enrique García, Edu Grande, Nacho Vaquero, Luis Galiano y todos los entrenadores actuales y anteriores, cada temporada los mejores para mí, sería inacabable nombrarles. También a los presidentes anteriores que he tenido: Jose Antonio Ortega, Isidoro Martín, Roberto Agudo, Juan Carlos Sanz y Fran Fernández, y especialmente al actual Luis González, que con nuevas ideas ha sabido adaptar la Escuela a la actualidad, haciéndola mucho mejor. A todos mis predecesores en la dirección deportiva: Chechu Ocaña, José Moreno, Pedro Tante, a todos ellos, aprendiendo de sus ideas. Mi deseo más humilde es que este legado que dejamos tantas personas, siga siendo la fuerza que de el rumbo impecable de esta nave naranja. Mi amor al deporte y a la enseñanza, seguro que seguirá viva en el futuro, asegurando el continuo progreso que hemos hecho desde que comenzamos este proyecto. En buenas manos queda, las mejores sin duda
Es irremediable para mí hacer una mención especial a toda la gente que me ha ayudado luchando codo con codo, desde la transición que tuvimos que hacer como padres de la Escuela de Futbol Soliss a la Escuela de Futbol Odelot Toletum, junto con algunos entrenadores, Paloma, Valentín, Pepe Serrano, Moreno, Tante, Gonzalo Martínez, Jesús Rodríguez, Pepe Jurado, Fernando Martín…y alguno que me dejaré, perdón, hasta darle forma a Odelot, su nombre y su escudo. Y su filosofía. Momentos difíciles pero que logramos salvar a base de teléfono, tiempo y viajes buscando esa ayuda necesaria para que todo lo logrado, las categorías y el trabajo, no se diluyeran. A mi alrededor han girado muchas generaciones, padres y madres, jugadores, entrenadores y directivos y aficionados, pero lo mejor que me guardo es que me llevo algunos amigos de verdad, honestos, para la eternidad. Juanlu, así le llaman en casa, Iglesias, Igle, así le llamamos nosotros, ejemplo de lealtad y sinceridad, más allá de entrenador, persona íntegra. Como lo es también Julian De la Paz, con el que he discutido de futbol muchas veces, pero en su haber está el haber apostado por muchos jugadores de la Escuela, entre ellos mis hijos, y haberles ayudado para aparecer en el escaparate de la cantera de equipos de Primera División. Mario Martín, mañana estará en el banquillo del Real Madrid en Wembley, o Kike Pérez jugador del Rayo Vallecano actualmente.
Y para el final dejo a dos personas, grandes, grandísimas, que ya no están entre nosotros, el destino fue muy cruel con sus vidas, a ambos se les apagó cuando eran muy felices, en el deporte y en la vida. Maxi Hernández, que con 24 años se fue sin él quererlo, el día que celebraba su fin de carrera de Magisterio, la rabia de saber que solo su coche lo vió marchar.
Y por último mi hermano deportivo, mi amigo, mi consejero, mi apoyo en los malos momentos, mi maestro jugando al fútbol y entrenando, VALENTIN GIL, mayúsculas para un excelente deportista, un genial psicólogo, el mejor entrenador que he visto jamás, que se durmió en su cama por la noche un sábado después de un partido en Talavera, y que no sabemos porqué alguien o algo no le dejó despertar. No lo merecía, pero va para los restos en mi corazón……A Petri y a Lydia, los amores de su vida.
….Que es naranja.
Gracias miles y miles.
Odelot, 31 de mayo de 2024.
RAMIRO OTERO