El Infantil A se tomó el encuentro en serio, trabajando en la semana, preparando el partido como merecía la ocasión. No podemos decir que el Toledo tuviera mala suerte, que no fue el caso, porque los nuestros golearon con juego y elegancia, 5-0, despejando dudas de quién es el mejor equipo infantil en la capital. Las urgencias no eran nuestras, fueron ellos los que se desquiciaron al ver que el balón era un objeto lejano al que no tenían acceso. Sus prisas, nuestra colocación y circulación de balón, facilitaron todos los golpes que dimos, al ojo, al mentón, al alma y sobre todo a la soberbia. Y a la arrogancia, que en redes sociales no gana partidos. En la grada no había lugar para la queja, ni siquiera para la tertulia, tal fue la superioridad que todos los asistentes debieron admitir que si existe la mala estrella, ayer fue incluso generosa con el equipo verde. Algunos psicólogos afirman que en fútbol, los afortunados son aquellos que creen serlo, y que exceso de orgullo castiga a los desafortunados. Bueno, aclaramos, nuestro equipo venció sin esperar ningún rebote de carambola, ninguna ráfaga de viento, ni ayuda desde las bandas. La estadística es que fueron cinco goles, Cayetano dos, Izan, Carlos y Sergio, que podrían haber sido ocho. Los abrazos finales de nuestros chicos transmitieron esa solidaridad que derriba cualquier gesto. Esto fue un equipo, y su fútbol, una avalancha. Enhorabuena!!
Nuestros equipos infantiles y alevines siguen con tangibles destellos. Contundente la victoria del Infantil B en Consuegra, 0-3, que le aproxima cada vez más a su sitio natural en la clasificación. Para estos chicos jugar contra gente más mayor no es problema, ellos, cara de inocentes, formalitos y ordenados con su juego, con sus combinaciones y su fútbol aseado, espantan moscas detrás de la oreja con el balón en los pies, y esa cara se transforma cuando deciden dar el picotazo final. El partido entre hermanos lo ganó el Infantil C ante el Infantil E, 7-1, demasiado abultado consideramos, porque no hubo esa diferencia en el juego. Fue buen partido por ambas partes. El Infantil D ganó merecidamente al Mora B, partido práctico, 2-4, que permite a los nuestros seguir con las luces encendidas. La goleada del Alevín A en Consuegra fue el pistoletazo inicial para el resto. Su 0-9 nos dejó la estela a seguir por los demás. La siguieron el Alevín B, partidazo espectacular que resultó un festival de juego y goles, 3-8, ante el Torrijos A, rival directo, que nos aproxima a nuestro sitio real, merecido. Como quien se quita el polvo con dos manotazos, el Alevín C se deshizo del ENFUT Los Yébenes, hasta ayer imbatido, que recibió una goleada por parte de los nuestros, 2-6, jugando y rematando. Aquí no hay ceremonias hasta que esto termine. Es el camino. En el mismo sendero marcha el Alevín D, que sigue encajando piezas, clic, clic, colocando sus trocitos en el lugar adecuado. Su triunfo ante el Toledo C, 2-6, produjo dolor de espalda y jaquecas en su rival, que no fue capaz de superar el desarreglo que los nuestros les provocaron. Subiendo.
Son especialistas en misiones imposibles. De esa forma podemos explicar muchos de los partidos del Juvenil B, que sigue esquivando tiroteos a quemarropa. Tanta sacudida en sus partidos, y la agitación que ello conlleva, no consigue despeinar a un equipo que araña, gatea y avanza. La justicia acudió a su rescate para darle tres puntos, 3-2, valiosos ante el Villa de Orgaz, que se derrumbó con el último gol. Hígor, brasileño elegante, Miguel Rosa, pundonor exquisito y Dani García, violín en los pies, fueron los que ejecutaron al equipo orgaceño con sus goles, aunque el trabajo fue todos.
Su situación era agónica. La de los verdes, Cadete Regional. Había que darles ventilación, y le dieron aire desde luego. Y no fuimos nosotros. El Cadete A perdió 2-3, porque fue perjudicado en las decisiones arbitrales, difíciles de ver eso sí, pero que fueron muy evidentes. Dos goles concedidos en claros fueras de juego al Toledo, tres goles anulados a los nuestros, uno de ellos dudoso, pero los otros dos con el favor que les permite la ayuda al llevar el nombre de nuestra ciudad. Lo peor de todo fue el comportamiento y el desafío durante y al final del partido de algunos humanos, no sabemos, así lo dicen sus DNI, y que sobran en esto del fútbol. Encendieron a unos, los nuestros, y alentaron a otros, los suyos, a la violencia verbal y a la provocación. Estos en su casa están mejor, porque el fútbol no es lo suyo, su hábitat natural está en otro sitio, en el sillón del psiquiatra, se nos ocurre que es el mejor lugar. No hace falta dar nombres ni detalles, todos les conocemos. Los de su propio equipo también, así nos lo confirmaron, hartos de tanta pelotera. Qué pereza verles y aguantarles debe dar.