Y el deporte escolar despertó. Tarde pero mejor que nunca. Olvidaremos los meses perdidos, perdonaremos a los que pensaron que los niños y niñas por hacer deporte pudieran poner en riesgo la sociedad, mientras las fiestas de adolescentes y adultos golpeaban escondidos en su irresponsabilidad. Tenemos fútbol base por fin. Los resultados que se han producido los vamos a obviar, porque al fin y al cabo es lo de menos. La Escuela de Fútbol Odelot Toletum celebra que sus equipos de la base hayan competido este fin de semana después de más de un año encerrados en la desesperación de no entender por qué ellos no podían jugar y los mayores sí. Los dos equipos cadetes, los dos equipos infantiles, los dos equipos alevines, los dos equipos benjamines, los niños del prebenjamín, ya pueden competir cada fin de semana, disfrutar del fútbol con sus compañeros, reír en las victorias y torcer el gesto en las derrotas, sabiendo que en una semana tendrán su revancha personal y colectiva. Gracias por vuestra vuelta chavales, y gracias por ser los más comprensivos y sensatos en estos meses.
A los siete minutos el equipo visitante quedó visiblemente conmocionado porque Rubén que es un “tocabalones”, por no decir pelotas o huevos, para los rivales, provocó la justa expulsión de un defensa del Illescas. Nunca sabremos si fue eso, o la inspiración de un equipo que es música con el balón en los pies, una sinfonía dirigida por la batuta de Yago, y Jorge y Alfonso, un mediocampo que desarboló por completo a los sagreños, golpeado dos veces por el resbaladizo Caste, que goleó en los minutos 22, y 22 después, el 44, para cerrar el descanso con holgura por dos a cero. Pablo Blanco cerró el marcador final, 3-0, en el minuto 77, agitando el mobiliario de la defensa blanca, asomando por el costado izquierdo con una extraordinaria jugada y rematada con un excelente gol. Lo merecía, él y todos los demás, desde Alex portero hasta Tomás, la liebre inalcanzable, pasando por Sergio, Youssef, Suárez, y los que repartieron aire necesitado desde el banquillo, Chechu, Jesús Grande, Nacho, Kris, Steven, Romero, Aarón, junto a los vocalistas Raúl, Luis, Ismael, Labra y Mariano. Juvenil A.
Tardó bastante en reaccionar al gol del Fuensalida a los 17 minutos, aunque no le dio la espalda al partido en ningún momento. El Juvenil B consiguió tres valiosos puntos, 1-3, con mejor segundo tiempo que primero, aunque Sergio Gil empató antes del descanso. Después fue otra cosa, el equipo tuvo mayor dominio, mejores llegadas y sobre todo supo esquivar y sacudirse de la presión de los rojos para controlar los tiempos y los momentos, casi todos, del partido. En los últimos cinco minutos se cargó de ira y se lanzó a por los tres puntos, con esa energía de la desesperación para conseguir llevarse el partido con los goles finales de Álvaro y Tomás, para alzarse otra semana más con la etiqueta merecida de equipo máximo goleador con 79 goles a favor, casi cinco goles por partido. Mareante.