Hubo derbi. Toledo-Odelot. Asistimos a dos encuentros donde el repaso futbolístico fue de época. Dos choques donde la superioridad técnica en el centro del campo, en defensa y en ataque no hubo quien la discutiera, y esa poderosa razón la encontramos en el trabajo que se ejerce en una Escuela, Odelot Toletum, que claramente lleva muchos años teniendo más peso en la balanza de la cantera toledana. Lo aplicamos a los dos partidos de la Liga Regional. Nuestros jugadores, Cadetes e Infantiles, se hicieron con el balón, controlaron, se movieron, hicieron correr a los rivales como pollos sin cabeza, y tocaron una música hipnótica que durmió al contrario, una melodía que hizo bailar hasta a las serpientes y demás reptiles. Son las excelencias de estar en otra onda y sintonizar una frecuencia distinta.
Toledo 0-1 Odelot. Infantiles. Los chicos de Roncero se armaron de paciencia, elaboraron, como si prefiriesen recrearse en su buen fútbol antes que sentenciar, porque el equipo verde sólo veía el balón de paso, persiguiéndolo por todo el campo sin poder atraparlo. El Infantil A retrasó el flechazo mortal hasta el minuto sesenta y dos, cual película del oeste, recordándonos a esos malos de película que milagrosamente escapan a tanto disparo. El gol, vía Cayetano, que bailó cómo y cuándo quiso con poca oposición, nos dio un triunfo que causa una enorme satisfacción entre nosotros, ante todo porque sirve para reivindicar la calidad de unos jugadores que estaban siendo menospreciados en redes sociales por algunos irrespetuosos. Nunca nos ha sentado tan bien un vino antes de comer. Habrá segunda vuelta, y será otra historia seguramente, pero otra temporada más, mientras nadie demuestre lo contrario, en el peso de la balanza, la Cantera de Odelot se debe escribir con Mayúsculas. Allá vamos.
Toledo 0-4 Odelot. Cadetes. Primero fue alineación de uno y otro equipo. Y luego la consecuencia inmediata fue la conmoción y el efecto del miedo que causó que a los dos minutos los que vestían de naranja ya habían tenido dos ocasiones. El gol de Nacho a los 4 minutos fue el anticipo al recital de buen juego que ofrecieron los chicos del Gallego, planteamiento impecable, que desarmó al equipo verde. Sin réplica alguna porque el dominio era aplastante, llegó el segundo, quince minutos, de Pablo Blanco, cuchillo en banda, tras control y definición excelente. Alfonso, pase magistral. En el tercero, apareció una vez más, Iván, que se fabricó un gol merecido pegara donde pegara, pero que entró. Tras el descanso, el equipo verde salió con más ambición, más verticalidad, pero no tardamos en comprobar que nuestro Cadete A , provocaría que el marcador sólo se movería para un lado. Borja, nuestro portero ayer, fue un espectador más, y vio desde su arco como a los sesenta y ocho minutos, Nacho metía el cuarto, dejando al rival pidiendo la hora para que el castigo no fuese mayor. Arrancamos.