La importancia de este grupo, de este equipo, el Infantil B, no está fundamentada en el talento de ciertos jugadores, sino más bien en la fuerza del grupo. La unión mostrada ante la adversidad. Ayer, al mirar sus caras en el autobús, que nos llevaba a jugar a Villacañas, parecía como si nada hubiera pasado. Había risas, bromas, como debe ser cuando un equipo es un equipo. Y este lo es. Después, ya en el vestuario, sus caras habían cambiado, y vimos en sus miradas que habían ido a pelear, a dejarse la piel por él, por Valentín. Y se la dejaron, ya lo creo que sí.
Los minutos de silencio, las camisetas dedicadas a él, fueron una demostración auténtica de sentimiento. El partido del Infantil B, una demostración de intensidad. Estos chicos castigados emocionalmente por la irreparable pérdida de su entrenador, también fueron castigados ayer injustamente en el terreno de juego. Un penalti inexistente en contra que el rival falló, se tuvo que repetir por capricho (por no decir otra cosa) del árbitro.Y luego sí, fue gol, que dejaba sin premio el terrible gran desgaste físico realizado durante todo el partido. Pero faltaban pocos minutos y ellos decidieron que Valentín merecía un esfuerzo extra. Los once que estaban en el terreno de juego, y los ocho que empujaban desde el banquillo, nos ofrecieron un derroche de carácter y actitud, y sudaron la camiseta a pesar del frío que hacía. Y a falta de un minuto, empataron, 3-3, produciendo en todos los que allí estuvimos, madres, padres, jugadores del Cadete B, (un diez para estos tíos, por favor, porque su homenaje a Valentín fue espectacular), un estallido de alegría enorme, una explosión de júbilo, que contrarrestaba tantas y tantas lágrimas derramadas durante la semana.
Chavales, teneis que saber que a Valentín este empate le sabrá a gloria, porque vosotros, su equipo, ha dejado latente el sello que él os había impregnado, porque vosotros, su equipo, ha exhibido la actitud y el carácter que él os ha inculcado, porque vosotros, su equipo, ha mostrado el espíritu que él os ha enseñado. Valentín estará orgulloso de vosotros. Y nosotros, la Escuela de Fútbol Odelot Toletum, también. Gracias, campeones.