La expectativa cuando empezaron no era de marcar un período histórico. era la de dar continuidad a los siguientes, a la permanencia en la categoría. Pero han sellado etapa de época, llevando a la Escuela de Fútbol Odelot Toletum a la mejor posición de siempre. Basta lo dicho para que podamos considerar lo ocurrido como inolvidable. Era el último partido de liga, deberes hechos hace varias semanas, y sin embargo, a pesar de que el resultado era intranscendente, ellos estuvieron activos, enchufados y ansiosos por ganar, que lo hicieron, 5-1 a Dínamo Guadalajara, para cumplir con la promesa auto personal de superación. Desechando vulgaridades.
El Juvenil Nacional no necesitó de ninguna sucesión de hechos extraordinarios para cerrar dudas, lo suyo sólo era un desafío, un reto de muy buenos jóvenes futbolistas que demostrasen lo que es el orden natural de las cosas, con un punto de locura y mucho talento, el que nos trajeron Bolita, Mota, Carlos Torija, Maem, Guijarro, Javi Álvarez, Luis, Jorge, Manza, Moisés, Arturo, Josio, Rulo, Hugo, Chime, Fernando, Álvaro, Grana, Labra, Humanes, Rubens, Albertito y Carlos Arranz. Habréis comprobado que falta uno. Sí, falta el mejor de todos, el capi de ayer, no porque lo sea como futbolista, no, que podría serlo, sino porque es especial, alegre, simpático, comprensivo, entero, solidario y amigo, un tío grande, un jugador fabuloso, y un nombre con mayúsculas, NÉSTOR, persona extraordinaria.
Este es el equipo de nuestro Juvenil A que se sobrepuso a una temporada dura, superando la dificultad de tener presente en el banquillo una locura inestimable, bendito enloquecimiento de cuatro tíos que se volvieron y volvieron locos a todos, para hacerles mejor, chifladura grandiosa. Lo hicieron, claro. Alberto, Juanjo, Luis e Hiroki, ingenio puro. Los cuatro, de atar, os lo aseguramos.
