Su absoluta felicidad brota cuando tienen el balón en sus pies. Hay condiciones que sólo se expresan con sonrisas y brillo en los ojos. Con su juego despiertan y alientan emociones, que llegan desde la grada, y ellos se paran, se olvidan un segundo del balón y miran esas expresiones. Sonríen y siguen con el balón, pero no se distraen, buscan la portería contraria y si llega el gol, se permiten con absoluta libertad e inocencia, celebrarlo. Estos sí son unos genios, nuestros genios. Hablamos de los dos equipos más pequeños de Odelot Toletum. Correr y correr para recibir su premio, para atacar y asaltar el área contraria, y defender su portería, su casa, impulsos naturales, sin ninguna extravagancia. Quedará en nuestra memoria el partido del Prebenjamín B, que perdía cero a dos ante el Benquerencia A. y alcanzó el 2-2 final por su convicción y su enorme fé. Quedará el partido del Chupetín que ganó 1-6 al Añover con esos ratos que nos cautivan, esos momentos que nos hacen ver un gigante en lugar de un chiquillo.. Su alegría nos alienta.
El talento embotelló al Almansa durante todo el partido, sometió a su rival con un buen juego, bailando en una baldosa, campo muy pequeño, y desde luego no falló en sus cálculos y sacó el látigo para azotar a los azules, 0-3, con decisión, y con los goles de Mario, Yago y Suárez, recuperando definitivamente la confianza perdida en los tres primeros partidos de liga, donde no consiguió ni un gol. El Cadete A ha ganado sus últimos cinco partidos, metiendo veinte goles en total, se ha mantenido ajeno a los nervios que había a su alrededor, reponiendo su prestigio, su calidad y su razón. En el Infantil A no hay nadie imprescindible, así lo demostró en Almansa, venciendo 0-5 con otra alineación diferente, sólo repitieron cinco jugadores respecto a la jornada anterior, y fue importante que los seis que renovaron la formación, disiparan dudas, con su aportación cabal. Cayetano metió tres, Arriscado uno, y Gonzalo el último. Todos circulan por autopista o autovía, aquí no hay carreteras secundarias.
Sin anular los méritos del Quintanar, más grande en edad y físico, la encomiable actuación del Cadete B merece un puñado de aplausos. 3-4 venció. Su esfuerzo por la supervivencia, marcador a remolque siempre, en desventaja física, su compromiso, su sentido de responsabilidad es impecable. Es justo nombrar los goleadores, David, Tomás, Rafa y Pablo Benito, pero no podemos ignorar al resto del equipo, y sobre todo a los que iniciaron el partido en el banquillo, porque su aportación al saltar al campo fue trascendental. Algo parecido pasó con el Alevín A, también Quintanar de la Orden, porque el mismo resultado, 3-4, tuvo una lectura más que positiva. No fue un partido para recordar, no, pero sí para resaltar. Su partido fue un ejercicio de fé y confianza, porque pasó algo parecido con el partido de cadetes, porque fue siempre abajo en el marcador, y porque se levantó de la caída, se sacudió el polvo de su ropa en cada momento, y supo incorporarse al baile para salir vencedor. Marcos Madrid volvió a recuperar gol y confianza, Jacinto, Gabri y Tomás, redondearon el marcador final. Orgullosos de vosotros, chavales.
Tiras el dado y esperas que salga el número que necesitas. A veces te desesperas porque no aparece, pero sigues jugando, insistes, y tiras de imaginación y estrategia. Pero siempre dependes del dado. Es un juego, tradicional, un clásico. Hablamos del parchís. El Alevín B no necesitó jugar a ello, más bien dio la vuelta al tablero y jugó a la oca. Su aplastante victoria, 1-15 ante el San Patricio B, no dependió de ningún dado, y sí de la calidad de estos grandes pequeños. El Prebenjamín A tampoco dependió de la suerte de ningún juego, se bastó con aplicar su trabajo de entre semana, de sus controles, sus pases, sus goles, que le llevaron a la contundente victoria, 1-13 ante Villaseca. Se convierten en tendencias los triunfos del Benjamín A, esta vez ante el Villaseca B, 0-6, que sin ser un partido para enmarcar, sí lo fue para sumar. En este equipo, como en el resto de Odelot Toletum, tenemos la fortuna de contar con unos excelentes jugadores, donde todos son importantes, pero ninguno imprescindible, Una suerte para nosotros.