Las múltiples muestras de afecto, los innumerables mensajes de ánimo y comprensión que están recibiendo estos padres, les ayudará y mucho a saber lo que se le quería a su hijo, tal vez no compensará para aliviar tanto dolor como llevan sufriendo desde algo más de un año, ni tampoco secarán las miles y miles de lágrimas derramadas en silencio, escondidas, para ocultar a su niño lo que realmente estaba pasando, para esconderle a él, a nuestro querido Pablo, la injusticia de la vida, la desigualdad para luchar contra una dolencia repugnante e implacable. Pero queremos homenajear desde aquí a un chico bueno, ejemplar, formidable, educado y respetuoso con todos. Hoy se nos ha ido, Pablo Utrilla Valladares, jugador de Odelot, con tan sólo diez años, pobre, luchando y peleando durante muchos meses sin saber realmente contra qué, solo viendo mucho cariño y batas blancas a su alrededor.
No olvidaremos el día que entró con sus padres en la oficina para decirnos que no quería seguir jugando al fútbol, sin saber explicar por qué, confundidos todos, sus padres, nosotros y sobre todo él, un niño, que tenía ya en su cabeza esa cruel y cobarde enfermedad. Lo tranquilizamos diciéndole que no pasaba nada, que, si no quería jugar esa temporada, al año siguiente le esperábamos. Ninguno sabíamos lo que a las pocas horas le vendría, un mareo, unas pruebas y un diagnóstico terrible. A pesar de semejante intimidación, todos y cada uno de nosotros, incluyo aquí a los padres de sus compañeros de equipo, empezamos a creer, a animar, a pensar que este partido lo ganaría él, con todo nuestro apoyo, convencidos y esperanzados de que todo tenía que ser un mal sueño con un final feliz. Y creemos que no ha perdido el partido, pensamos que se lo han robado injustamente, le ha vencido un rival tramposo y asqueroso.
Sus padres, su familia, no podrán encontrar consuelo jamás, ni justificación a que les hayan arrebatado brutal e inhumanamente a su niño, porque la herida en su corazón no podrá cicatrizar nunca, pero desde aquí, desde la Escuela de Fútbol Odelot Toletum, queremos ayudar a combatir esa tristeza, y podemos asegurar que, para siempre, Pablo estará en nuestros corazones. Un abrazo enorme, miles y miles de besos para Lorenzo y Ana.
HASTA SIEMPRE PABLO