Tuvimos Liga Regional, competición mayor, para Cadetes e Infantiles. Contra el "Alba", todo un reto. La idea, la apuesta, era desactivar las conexiones entre su zona de creación y la de definición. Una de las pocas maneras de hacerlo era a base de mordiente. Y mordimos. Una vez tapadas las vías de respiración, los albaceteños no encontraban aire ni respiro para superar ese enjambre de músculo que propusimos. Desarmados ya los blancos, sólo tuvimos que sacar nuestra artillería vestida de orden y calidad, desde atrás, donde se arreglan guapos, de negro, nuestros porteros, y acompañan con estilo y brío los defensas, y trabajan con traje, corbata incluída, y tiralíneas los centrocampistas, y embriagan y ejecutan con "smoking" los delanteros. Odelot 5 Albacete 2. Repartidas las categorías, nos quedan dos resultados aseados con Perfume Seductor. Todo lo anteriormente expuesto vale para un partido o para otro.
El primero, el del Infantil A, que venció 2-1 al Albacete Balompié con toda justicia, porque fue mejor desde el inicio hasta el final. La presión fue clave, el remate también. El gol que metió el equipo rival en el descuento maquilló un partido donde no estuvimos sujetos en ningún momento al sobresalto, donde vimos desde los primeros instantes que era nuestro día. El partido colosal de todos los que participaron, suplentes de pocos minutos incluídos, nos condujo al triunfo. Desde el magistral gol de falta de Jorge Labrador, uno-cero, hasta el zapatazo espectacular de Carlos Torija, dos-cero, pasó un tiempo de gozo futbolístico, que nada ni nadie nos robará ya jamás.
El segundo, el del Cadete A, que ganó por méritos contraídos, al Albacete Balompié, líder imbatido hasta hoy, 3-1, con otro gol de nuestro particular pistolero, Álex González, el más listo en el área, y dos obras de Carlos Cano, que tiene el balón en su cabeza, implacable el primero, y a sus pies, raso pegado al poste el segundo. La clave del triunfo tal vez estuvo en la motivación, en el aliento, lanzado desde el lugar adecuado, pese a quien le pese, y que todos supieron absorber con el entusiasmo necesario para creer en sí mismos, vanidades y minutos de juego, aparte. El despliegue de agilidad y coreografía, que mostraron en muchos momentos del encuentro, les distinguió, hasta parecer más altos y esbeltos que sus contrarios, premiándoles justamente con la gloria temporal de tres puntos, más saboreados si sientes que los has conquistado merecidamente.
Ambos equipos, siguen arriba en la clasificación, porque se lo han ganado, todos, unos y otros, altos y bajos, rubios y morenos, titulares y suplentes, esos mismos que nos dan ese Perfume Seductor, de Escuela de Fútbol. Sí, claro, Odelot Toletum nos llamamos, todos, y jugamos al fútbol, deporte colectivo, habreis adivinado.