El Cadete B tiró de ingenio y talento para ser Campeón en el II Torneo Promesas de Villaluenga. También fue de acero, porque no encajó ningún gol en cinco partidos, y despachó al C.D. Leganés en la Gran final, 0-2, mostrándose inabordable en muchos momentos de sus partidos. Con pocos goles a favor también, supo subir como esa marea que engulle centímetro a centímetro la playa. Se adueñó del balón en casi todos los encuentros, no concedió muchas pérdidas y sí ganó muchas pelotas divididas, por músculo, aún siendo un equipo de primer año. Doble mérito. Este equipo nos dio mucho la pasada temporada y nos suministrará mucha alegría en los próximos meses.
Hay victorias que no precisan de un fútbol primoroso para llegar al triunfo y degustarlo. El Cadete A cocinó y saboreó ante el Ciudad de Talavera un bizcocho, tal vez falto de azúcar pero que acabó por ser muy dulce y sabroso, 1-3, y una semana más líder indiscutible. El susto se alivió cuando se consiguió el primer gol de Alex, que metió también el segundo, y se esfumó con el tercero de Diego. A pesar de irnos al descanso ganando uno a dos, fue necesario la cháchara en el vestuario para levantar ánimos y actitudes.
El Infantil A se fue cero a cero al descanso y regresó 0-4 al final del partido con los goles de Carlos Sánchez de la Fuente (2), Maroto y Cayetano. Le ocurrió como a muchos equipos, irse a vestuarios perdonando, y regresar al segundo tiempo con la puntería ya afinada.
En esta ocasión el Juvenil A no pecó de la misma impaciencia que en partido anterior. Supo guardar el uno a cero inicial, de Granados, cerrando todos los caminos al Azuqueca, sin darle muchas esperanzas para el empate, y asestando el golpe definitivo, 2-0, a falta de tres minutos para el final, algo que no fue capaz de digerir el técnico de los azudenses, que expresó mucha prepotencia con insultos patosos a todo el que pasaba a su lado. Personaje.
Notable alto para todos nuestros equipos.