EL PARTIDO DE LA JORNADA.
Repite el Infantil B, merecidamente, porque se comió a su rival, la UD. Talavera, superior en físico, inferior en juego y 2-1 en marcador. Álex, sublime, dirigió magistralmente el equipo, marcó un gol excepcional después de una gran jugada y estuvo además bien rodeado por el resto del equipo, incluido David, que marcó el segundo. El equipo quería el bocadillo de los talaveranos, puso desde el principio sus ojos en la mochila donde estaban los tres puntos, y fue capaz también de superar el injusto cero a uno que adelantó a los azules. El bocado final vino tras el descanso, donde el derroche de carácter y orgullo les llevó a la victoria final, sonrisas brillantes que tapaban rostros sufridos. La merienda era suya, justamente.
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MÁS SONRISAS.
La visita del Mota del Cuervo en Liga Regional nos dejó seis puntos, los tres del Infantil A con su contundente 7-2, y los tres del Cadete A, con su cómodo 4-2, ambas victorias más prácticas que brillantes. El Cadete B se impuso al Camarena con un 1-5 contundente, superando roturas fibrilares y estornudos, siendo efectivo, con tiempo a su favor para buscar mejorías en fútbol y salud. El Alevín A no está en duda, sigue goleando, ayer 1-6 a la UD. Talavera, y dejándonos las mejores sensaciones. Los chicos del Alevín B también nos hacen sonreir y seguir c reyendo en ellos, 2-8 ante el Ajofrín, como lo hace el Alevín C, que ganó al Mora C por 0-11 en Liga Provincial, y por 0-7 al Atlético Madrid Seseña en la Liga de Villaluenga. Tres triunfos de tres en benjamines y una solvente victoria del Chupetin ante el Añover, 0-6, demuestran la buena salud en general de la Escuela de Fútbol Odelot Toletum, donde por supuesto están también los que ayer no ganaron, y a los que animamos con la sonrisa más grande, porque ellos son igualmente Grandes. Vamos chicossssssss !!!!.
Ya sabemos lo que tiene Enero. Una cuesta, que llega rodeada de frío, gripe y sacrificios. También nos ofrece oportunidad para agradecer el esfuerzo a los progenitores de nuestros jugadores, esos que miman al máximo a sus nenes, principalmente para conservar su salud, y después para ponerlos en las mejores condiciones para competir, después de levantarles a horas pobres de luz en las calles y ricas en hielo y escarcha.
A ellos, Miles de Gracias.
