Mucho talento y una base

El partido de ayer nos mostró una radiografía de lo que tiene Odelot por dentro: Mucho talento y una base. Jugaron veintiún jugadores, diecisiete que ya estaban el año pasado, cadetes incluídos, doce que vienen desde abajo. Faltaban seis por lesiones o temas personales, cuatro de ellos también de nuestra cantera. La victoria 1-3 ante el C.D. Cobeja de Primera Preferente del Juvenil Nacional nos dejó claro que aquí no echamos en falta a ningún Ronaldo, porque los dos goles de Ayoub y el de Marcos fue suficiente para superar a un equipo experto en un partido con mucho calor y en un campo de muchos metros. Este grupo desmonta muchos de los argumentos de algún Harry Potter iluminado que nos tacha de equipo barbilampiño e inexperto. El DNI no importa para nosotros, lo que cuenta es la clase y más en esta categoría, donde lo trascendente es el músculo, la actitud, el carácter. Aquí se mantienen en pie los que no dudan en el choque, los que tienen ese corazón que palpita con revoluciones, tenga la edad que tenga este músculo bombeador.

El calor sofocante del primer tiempo arrojó un encuentro lento, pausado y conservador. Su inicio fue algo nada sospechoso por ambas partes, había estudiar al rival, esperar esos diez minutos de rigor, y comenzar a tomar iniciativa. La tuvo el Cobeja durante minutos, el control, pero no le sirvió para que en un acercamiento de los nuestros, nos pusiéramos por delante en el marcador. El equipo sagreño a raíz de esto, se estiró más todavía y apretó con las fuerzas que les da la categoría, hasta que segundos antes del descanso, nos empató. Justo todo lo que vimos.

Comparecimos en el segundo tiempo con otros jugadores diferentes, con un ritmo diésel que exigía que los motores se fuesen calentando poco a poco. Cuando a los veinte minutos la máquina naranja obtuvo la temperatura necesaria, tomó el mando, cogió el balón y dominó. Combinó, tocó, llegó y marcó, el uno a dos que dejó desconcertado al buen equipo cobejano. Lo que siguió después fue una batalla trepidante, un intercambio de golpes, donde los nuestros pegaron más fuerte hasta tumbar al rival, que ya no tuvo respuesta alguna que dar, que ya no se levantó.

Segundo ensayo, segundo aprobado alto. Seguimos.