Nos toca felicitar, porque es merecido a ambos equipos que desafiando al frío, nos dieron un verdadero recital de buenas jugadas, toques exquisitos y goles excepcionales. Volvió “El Partido”, ese, el más esperado del año, el que todos los que habitualmente están en las gradas, aprovechan para desquitarse y criticar la labor futbolística de los protagonistas. Gran día para reprochar y reír. El resultado, 8-3, que sólo engorda la estadística favorable para los Entrenadores, es anecdótico. Dos grandes equipos y un partido que se decidió por la mejor preparación física de unos respecto a otros. El arbitraje fue ejemplar, con mucha experiencia y templanza, merecedor de un diez. El equipo de Padres tenía un plan, que era atacar a su ilustre rival con sus mismas armas, quitarle balón y posesión y explotar su efectividad y pólvora. La idea era buena, pero el equipo de Entrenadores supo contrarrestar ese pensamiento con mucha presión y con velocidad en el desplazamiento del balón. Hubo grandes sorpresas como la efectividad de un jugador de los Técnicos, que anotó todo lo que le llegó, algo increíble e inhabitual, pero el fútbol tiene estas cosas, y grandes decepciones, como otro que no tuvo su día y emuló al famoso Abreu, fallando goles en la línea de gol y sacando la pelota por encima del larguero. Esperamos recuperar a este gran jugador, que ayer no se fue contento a su casa, imaginamos, pero conociéndolo, sabemos que ya ha empezado su cuenta atrás particular para el año que viene, donde piensa desquitarse de tanto despropósito.
Volverá el Clásico, y con él la revancha.
