EL PARTIDO DE LA JORNADA.
Comenzó como tantas veces, bostezando, cediendo terreno y goles. En Villaluenga el Cadete C perdía dos a cero, y al sacar del centro después del segundo gol, algo activó su orgullo, y se rehízo, volvió, y logró alcanzar lo que le pertenecía, el partido, para irse a vestuarios en el descanso con el marcador ya volteado, dos a tres. La Reacción fue tan Poderosa, que en el segundo acto sólo tuvo que rematar la faena, 2-4 final. Que dure chicos.
Juego, set y partido. El Juvenil sesteó muchos minutos en el segundo tiempo y estuvo a punto de pagarlo, ganaba cinco a uno, pudo lamentar el empate a cinco, y sólo un gol extraordinario de Rubén dejó las cosas en su sitio, 6-4 ante el Benquerencia, que se frotaba los ojos para creer que había hecho recoger el balón de nuestra red hasta cuatro veces a Cristofer, excelente portero, por cierto. Una lección más.
El Benjamín A sigue asustando. Líder indiscutible en juego y goles, última víctima el Argés B, que recibió un 0-12 en treinta minutos, lo que se jugó. El Prebenjamín A también superó a su rival, Pantoja, 0-8, demostrando que su candidatura al título sigue intacta. El Chupetín, muy fino en la dirección, ganó cómodamente su partido, 4-0 ante Magán, y sigue insistiendo en su objetivo, aprender y mejorar. Lo que ocurrió en el partido del Alevin A en Nambroca, 1-4 contra su equipo Infantil, fue la constatación de que sus resultados son el reflejo de su trabajo. Como el de los nenes del Alevin C, que vencieron al Villasequilla 0-4 con claridad, asumiendo como obligación disfrutar del fútbol.
No es extraño que el fútbol sea un deporte que enamora. Acaba un partido y ya se piensa en el siguiente, en la revancha. El Cadete A zarandeó al Talavera en el primer tiempo, le perdonó, y por eso perdió 1-0 al final. Los talaveranos se lamentaron de que en futbol no haya tiempo muerto, pues no daban abasto para achicar agua. Los nuestros, con precisión de cirujano, tocaban hasta treinta y siete veces el balón sin que los azules lo vieran. Un palo y tres ocasiones flagrantes falladas delante del portero, decidieron. El minuto tres de descuento fue cruel, ahí se perdió el encuentro, eso sí, muriendo de pie, después de aguantar 40 minutos con un jugador menos. El Infantil A cayó por el mismo resultado, siendo mucho mejor que el rival, también perdonando, la clave, pero soportando un mal arbitraje, nacer después de Barrio Sésamo se notó…brazos que dudaban entre izquierda y derecha, y se confundían con arriba y abajo. Vamos, como para dejarle aparcar aviones al pájaro…
Continuará…