Creer en lo que hacemos nos enseña el camino, nos conduce al lugar de las alfombras rojas, naranjas más bien para nosotros. Es la hermosura de saber explotar las virtudes, es saber que jamás podría haber luz si no existiera la oscuridad. Equipos con personalidad, sin amenazas, sin guillotinas que se activen por un resultado.
Es la raza. Es el trabajo desde abajo. El Juvenil, goleó y se gustó ante el Nambroca, 5-0, ejemplo de equipo, compitiendo siempre con condiciones y medios menores. Los nuestros nos dejaron buenas vibraciones, goles, y sobre todo la tranquilidad de que tenemos Equipo con Mayúsculas. El Cadete A llevaba metido desde el pasado sábado en su cabeza ganar, recuperar tres puntos con los que contaban. No hay poemas sin desengaños. Venció al Ciudad de Talavera, 0-2, y quizá fue estimulante que se fallara un penalti, con cero a cero. En el segundo tiempo salieron cuchillo entre dientes, caras pintadas de naranja y negro. Calderón y Néstor dispararon las flechas. Ante el mismo rival, el Infantil A también se mostró serio y ordenado, en juego y resultado, 0-5, concluyente. Ambos equipos volvieron al fútbol puro, al de parámetros terrenales, lejos de las caóticas arremetidas, de pelotazos sin sentido, de anteriores contrincantes. Estilos de peinados estridentes, pero respetables también.
La Primera División Provincial empezó. Nuestro rival fue La Puebla. El Cadete B ganó cómodamente, 6-0, con pocas agitaciones. Empató 1-1, el Infantil B, aunque por ocasiones mereció ganar, y goleó el Alevín A, en partido muy oscuro en juego, 6-1, entre muchas imprecisiones.
También inició su liga el Chupetín, que tuvo el balón, aunque se mostró nervioso durante muchos minutos, y que sufrió más por el resultado, 3-2, que por el dominio del partido, ante el bien trabajado Cobeja, candidato al título seguro.
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En Odelot ya veis que hay arte, y con pocos ratos muertos.