A veces el talento es una valía variable, que solemos asociar a genialidades individuales. Este fin de semana no jugó el Alevín B, campeón indiscutible en su grupo, esperando al rival talaverano. Volvamos al talento. Pero al colectivo, a ese que nos ha señalado este equipo, de la mano de Víctor, que ha mostrado como mejor virtud el trabajo, sin piruetas ni tirabuzones, pero con un compromiso sublime. Enhorabuena, y a divertirse, chicos !!
Estuvieron de sobra a la altura de las circunstancias. El Cadete B, se merendó al Torrijos A en los últimos instantes de partido, 3-2, puré de calabacín delicioso, remontando adversidades extradeportivas y respondiendo en el terreno de juego. Volvieron a exponer el equipo que son como han hecho en tantas ocasiones, algo de lo que no teníamos duda, ninguna. Nuestras reservas estaban referidas a la obligación y responsabilidad colectiva, esa que alguno no ha aguantado. Un diez para estos chavales, para su entrega, su orgullo, y para su entrenador, Lalo. Y para su corazón.
Equipo grande, demasiado grande, seguramente. El Cadete A nos devuelve la confianza depositada en ellos cada día, con creces. Su esfuerzo inabordable para los rivales les ha traído hasta aquí, a cuatro jornadas del final con la permanencia asegurada prácticamente bajo el brazo. Su último triunfo en Valdepeñas combatiendo rival y viento, 1-2, les sitúa en posición ideal, habiendo huido de muchas emboscadas, las de la mala suerte ante todo. Rodri les ha acondicionado magistralmente al escape.
El Juvenil queda en la clasificación en posición prácticamente inabordable después de su triunfo, 3-0 ante el Bargas. La seguridad que genera este equipo es excepcional, la camiseta, y las sensaciones de quien la viste y quien la tiene en frente, son muy diferentes, culto que Alberto, Juanjo e Hiroki han ilustrado
Así continuamos, y en eso habitamos.