No olvida avanzar. El Alevín C se traslada cada jornada en la clasificación como una mudanza, viaje a viaje, para amueblar su hegemonía, para superarse y mejorar, con sus sillas, sofás y mesa camilla con brasero incluido, zanjando correctamente sus partidos, dominando pelota y ritmo y sus consecuencias, lo que le transporta a conservar líderazgo en su grupo. Doblegó 0-6 al Argés B, que resistió con orgullo y deportividad.
Al Alevín B le da igual la programación, afronta sus partidos como si fueran finales, y eso le hace terrible, porque no mide la distancia de la portería contraria por metros sino por pases, toques, regates y definiciones imprevisibles. La goleada ante Cobisa fue un ejemplo de ello. También es cabeza en su grupo, amarrado ya prácticamente a su condición de indiscutible líder.
Su segunda victoria, la del Cadete C, libera mucha injusticia acumulada, muchos obstáculos superados producidos por la mala fortuna propia y por errores ajenos silbados. Esperemos que a estos chavales después de su gran trabajo y de ganar al Toledo D por 0-3, les proteja desde ahora las inspiraciones, las musas y el horóscopo.
No es un problema de capacidad, tampoco de aptitud. El Juvenil A puede presumir de superar innecesarios elogios y premiar las justas obligaciones. Volverse con un punto de Almansa, 1-1, tras diez horas de dedicadas a su equipo es la mejor de las actitudes. Aprendamos.