Ellos sí son los que iluminan el camino, son nuestros jugadores. El balón es su pasión. No son dioses conocidos ni adorados en un altar, pero nosotros sí nos rendimos a su trabajo y a su dedicación. Cuando no aparece un equipo, surge otro, cuando no irrumpe uno, brota el de al lado. Una vez más, una semana más, emergieron varios. Dando por sabido que nuestras celebraciones giran en torno al juego y a las victorias, apuntaremos que también importa y mucho la felicidad que rodea a nuestros equipos. La sensatez genera también ensueño, nuestros valores deben prevalecer por encima de todo y de todos, también de aquellos que se empeñan en negar, de esos pobres insconcientes que muerden nuestra mano, y que hipnotizados por el humo de la gloria que esperan, besan lo que sea, escudos, esquinas, gafas y hasta farolas si hace falta. Nosotros a lo nuestro. Trabajo es Odelot y Toletum humildad.
Primero el Alevín A, que se ha graduado con nota muy alta en el Torneo Nacional de La Roda, quedando tercero, y eliminado semifinales por el Levante, subcampeón al final, que aprovechó un parón en el partido por la tormenta para remontar el cero a uno en contra. El Real Murcia fue el campeón del torneo. En nuestra cuneta quedaron equipos importantes como el Albacete Balompié, y tampoco llegaron a nuestra altura clasificatoria ni el Rayo Vallecano, ni el Elche CF., ni la Selección de Castilla La Mancha entre otros. La mano de Iglesias contó sin duda, también su cuaderno, aunque al final lo que nos queda es que cuando germina la calidad de estos chicos, cuando se divierten con el balón, con el fútbol, da igual cualquier método, son auténticos duendes desatados, que ofrecen en cada partido un fútbol admirable y fulminan cualquier atisbo de bostezo en sus encuentros. Enhorabuena Equipo!!!
Benjamines al poder
Segundo el Benjamín A. Una tempestad primaveral desencadenó la suspensión del Torneo de Los Yébenes, que mostró organización excelente, y que sólo estropeó la lluvia que no escupió gotas, sino cubos de agua a primera hora de la tarde hasta dejar el césped encharcado, cual piscina veraniega. La tormenta también nos ofreció un curioso concierto de luz y de sonido, de relámpagos y estruendos, chafando un torneo que tenía muy buena pinta. No se pudo jugar, aunque nuestro equipo estaba muy bien colocado para llegar hasta el final con expectativas de éxito. Ahora los chicos esperan al miércoles para jugar las semifinales del Campeonato de Liga, dispuestos a ser ellos los que lancen con su fútbol rayos y truenos para meterse en la gran final.
Tercero el Benjamín B. Perdió su partido crucial para meterse en semifinales de la Liga de Campeones, sí, pero que le quiten lo “bailao”. Es meritorio que un equipo de primer año, con jugadores de centímetros menores que sus contrincantes, que brincan como pulgas felices en cada balón dividido, juegue al fútbol mejor que sus rivales. Es el estado puro del fútbol, es el conjunto del talento, del genio y de la imaginación. Ellos, DNI en mano, sí deberían haber celebrado su aparición en esta liga como si hubiesen ganado una Champions, porque su estatura futbolística no tiene medida alguna. El balance final de este equipo es asombroso por su intransigencia insistente a dar patadón, arriesgando eso sí, pero antes muerto que sencillo.
Y cuarto el Benjamín C, que ha cumplido con creces en su competición, Juego Limpio, metiéndose en semifinales merecidamente. Lo hace como segundo tras empatar su último partido ante un rival que aprovechó el penalti del último minuto para igualar un encuentro que ya parecía abrazado al color naranja. No sabemos si su entusiasmo les alcanzará para meterse en la final, pero sí podemos asegurar que ya son finalistas de la ilusión. Nuestra admiración por este grupo de jugadores no se descompone jamás por ninguno de sus resultados, nuestro premio es tenerlos con nosotros, y nuestra más sincera enhorabuena ya la tienen, se asomen o no, a la victoria.