No había cien periodistas, ni treinta televisiones que pudieran grabar para los restos un partido enorme. Las cámaras eran domésticas, esas que aguantaron el frío de octubre, la humedad de noviembre, las heladas de diciembre y enero, el viento de febrero y la anárquica temperatura de marzo, abril y mayo. Ocho meses después, los dos mejores equipos de la Liga Chupetín de Villaluenga, llegaron con todo merecimiento a la Gran Final. Mucha igualdad en un encuentro que careció extravagancias y falsas vanidades, con un fútbol puro, con Un Aire Más que Saludable, auténtico, sin simulacros, ni especulaciones con el balón. Ataque total, la búsqueda del gol por encima de todo, el yo más que tú. Un tiempo para cada uno, el primero para el Toledo. En el segundo tiempo quedó claro que a nuestras “maquinitas” les apetecía el gol, lo buscaron, y lo encontró Imanol con un gol, milimetrado, de falta, para abrir la cuenta. Los nenes verdes arriesgaron a partir de aquí un poco más, algo que aprovechó el más listo de la clase en el área, Rodri, para meter el segundo gol y distanciar el marcador. Cerró el tanteador otra vez Imanol, con otra falta más esquinada pero magistralmente colocada. Ganó 0-3 nuestro Chupetín.
El comportamiento del Toledo al final, entrenadores y jugadores, fue ejemplar, un gesto de agradecer, de deportividad. Después llegó la explosión de sonrisas y alegría. Odelot Toletum era el Campeón. Es el premio a una temporada excepcional de unos pequeños muy grandes. Enhorabuena a todos, a Jorge, entrenador, y a Izan Lorente, Alberto Ochando, los minis, y a Manuel Grande, Imanol Rebolé, Rodrigo Catalán, Alejandro Fernández, Ángel Colado, Juan Martín, Hugo Sánchez, Juan De Blas, Daniel García, Héctor Prieto, Sergio Medranda, Alberto Baeza, Fran Ortiz, Raúl Sánchez, Pablo Mascaraque e Izan Fernández, jugadores, y David Prieto, ayudante. Y Gracias a los otros Campeones, mamás, papás y resto de incondicionales. Vosotros también sois formidables.
