No hubo tantos achaques físicos como se esperaba, es más, el equipo que sumaba más años, los Padres, resistió y amenazó durante minutos el marcador, muy entusiastas ellos, pero la mejor preparación física de los Entrenadores al final marcó distancias y sudores. Aunque debemos confesar que el equipo técnico encontró muchos inconvenientes, tal vez más de los imaginados, pero eso sí, el asalto de los papás fue fugaz, rápidamente interceptado tras el dos a dos, cuando la máquina técnica se puso a correr, y ventiló el partido, 5-2 en diez minutos. Cada uno de los equipos se sintió ganador, cada uno con sus argumentos, pero la realidad es que ganaron ambos, ganamos todos, los que jugaron y los que asistimos a semejante espectáculo. Volvimos a ver el ambiente de cada Navidad, durante el partido, carreras, risas, contracturas, y en el post-partido, comentarios, tertulia, bromas, y esperanza de que este partido sea eterno, que nos llegue cada temporada.
Como cada año el colofón fue el plato de migas con huevo frito para todos, delicioso, y los abrazos y deseos de felicidad para éstas fiestas y el próximo año.
Pues eso mismo.
