El empeño de un árbitro en partidos alevines debería ser el de no interrumpir el juego, favorecería el ritmo trepidante cuando juegan dos buenos equipos, y convertiría el encuentro en algo admirable. Ayer en Valdebebas, el árbitro dejó disfrutar a los chicos de ambos equipos, respetando el buen tratado del fútbol. El Alevín A de Iglesias venció al Real Madrid B, por 2-6, y dio un recital en muchos momentos del partido, sobre todo en intensidad y velocidad. Hay voluntades que son imprevisibles, otras no ofrecen duda, y la de nuestros chavales ayer cuando subieron al autobús en Toledo era clara, tenían que divertirse en uno de los mejores escenarios donde jugarán ésta temporada. Lo consiguieron con creces. Orden, presión, recuperación y a correr. Así llegaron al descanso, uno a tres a favor.
Éste marcador no sabíamos cómo afectaría a los blancos, si les activaría su orgullo y correrían más, o si les condicionaría el ánimo. El ritmo con el que los nuestros siguieron en el segundo acto, dejó claras dos cosas. Una, que lucharían por no dilapidar su ventaja hasta la extenuación, y Dos, que a éste equipo no es fácil desarmarle, sobre todo si hay espacios para sus movimientos, desmarques y carreras. El Madrid B lo comprobó ayer.
Chicos, Enhorabuena. Pero esto no ha hecho más que empezar, así que seguimos trabajando, no lo olvidéis.
